2.4.15

La ética de la irresponsabilidad corporativa

Este jueves 26 de marzo tuvo lugar la Jornada del Colegio de Censores Jurados de Cuentas de Cataluña, donde tuve la oportunidad de intervenir en una mesa compartida con Xavier Pont, director general de la Fundación Ship2B, Enric Casi, consejero de Mango, bajo la moderación de Joan Fontrodona, profesor de ética empresarial de e IESE.

Encontrarán la nota de prensa en "Jornada RSE con participación de Respon.cat: reclaman ejemplaridad a políticos y líderes sociales para combatir la desafección ciudadana", y a continuación aporto unas reflexiones en la línea de lo que pude expresar en ella.

Cuando hablamos de ética la gente suele asociar a un enfoque muy vinculado a la persona, mientras que cuando hablamos de responsabilidad social se entiende que hablamos de la organización. En todo caso, una cosa es evidente: la ética es el valor subyacente de la RSE. Y por supuesto que la ética se puede desplegar en la organización. Sólo constato que, en la intuición de los hablantes, al usar la palabra ética la persona toma un protagonismo central y la organización se ve relegada a un papel más periférico.

Basados ​​en un enfoque ético, partimos del imperativo kantiano y nos formulamos la pregunta de "qué hacer". Y a veces este planteamiento tan ético puede dar lugar a una forma de hacer socialmente irresponsable, al menos en términos estrictamente metodológicos. La razón viene dada porque podemos hacer un uso unilateral de la decisión ética, mediante el discernimiento personal o deliberación en equipo, pero sin atender las inquietudes de los grupos de interés, que es lo que determina la responsabilidad hacia la sociedad.

Quiero advertir que, antes de comenzar el debate, pedí al moderador qué grado de tono provocativo esperaba de mí, entre 0 y 10, y me indicó que 8 estaría bien. En un formato de debate hay que lanzar ideas con cierta contundencia, sabiendo que se expresan en un sentido fragmentario respecto a lo que les daría una mayor capacidad de interpretación. Creo que es lo que se espera de un formato de debate, a diferencia de una ponencia doctrinal. El nivel de provocación es una opción de grado, y es lo que me ha hecho afirmar cosas como que asumir una ética kantiana puede comportar la irresponsabilidad social. Sigo, a continuación, con algunos de los razonamientos expuestos.

Esta consideración de la ética basada sólo en las personas tiene graves peligros. Como se me ha pedido que ponga ejemplos de sector público o político para compensar que en la mesa había una corporación privada como Mango y una iniciativa social como Ship2B, he querido mostrar que ante algunas condenas a políticos, se ha querido hacer notar que el partido no tenía ninguna responsabilidad en el mala práctica sino que se trataba de una ilegalidad cometida por una persona. Es una muestra de este uso perverso de la palabra ética que niega la responsabilidad social: nos dicen que las organizaciones no pueden responsabilizarse de todo lo que hacen las personas, que las personas deben tener un comportamiento ético y que si alguien no cumple el marco legal ya tendrá que dar cuentas ante la justicia. Lastimoso: la ética de la irresponsabilidad corporativa.

Desde la perspectiva de la RSE, las organizaciones deben asegurar el cumplimiento legal y de las expectativas, y no pueden pensar que las personas que componen las organizaciones son éticas y cumplidoras per se. Si nos basamos en la ética de las personas, finalmente es muy posible que el resultado pasado un tiempo esté por debajo de la propia media, dando lugar a organizaciones éticamente mediocres.  

Desde hace tres años, con el nuevo Código Penal, las organizaciones son responsables de lo que hacen sus trabajadores en algunas materias relevantes, por lo que ya no pueden desvincularse de sus malas prácticas indicando que habían sido una ilegalidad cometida por una persona en la que se había confiado y de la que se esperaba una conducta ética. Ahora las empresas deben garantizarlo. Esto que ahora es ley, sería un enfoque propio de la RSE.

Curiosamente, los partidos políticos como las administraciones están excluidos. En todo caso, el hecho de que no tenga esta obligación no impide que no forme parte de su responsabilidad social: que dejen de invocar la ética de las personas y pasen a gestionar la responsabilidad social de las organizaciones. ¡Que se entienda que no es ninguna crítica a la ética! Es una crítica a las organizaciones que no gestionan la RSE bajo la excusa de considerar que la ética es de las personas, que las organizaciones no se pueden poner en ello más allá de lo razonable, y que si alguien comete una ilegalidad ya deberá dar cuentas ante los tribunales.

Por cierto que un par de días antes asistí al acto de presentación del libro "Propuestas éticas desde la sociedad civil", del Círculo del Conocimiento y la SEBAP, donde participaron Victoria Camps y Josep Maria Lozano. Y aproveché para preguntarles por los matices entre ética y RSE. Me pareció inteligente la respuesta de Lozano, que ante las empresas habla de RSE y los congresos académicos habla de ética. Camps, quien ha reflexionado mucho sobre la ética pero no ha entrado tanto en el campo de la RSE, se refirió a la RSE como una forma alternativa de referirse a la ética cuando tiene esta dimensión aplicada al empresa, pero que finalmente lo único importante es la ética. 

[esta reflexión sigue en ¿Portales de la transparencia o liderazgo responsable?